Hoy nos visita una fotografía muy especial, una imagen que tiene reservado un espacio singular en la historia de la ciencia y la tecnología. He aquí al Frankenstein de Zehnder…
Lo de Frankenstein es una licencia que me he tomado porque, a fin de cuentas, la imagen fue realizada con exposiciones de cinco a quince minutos a rayos X sobre diversas partes del cuerpo de varias personas. En concreto, lo que ahí se ve es la primera imagen de un cuerpo humano completo visto a través de rayos X o, mejor dicho, un mosaico de nueve tomas.
Fue realizada en agosto de 1896 por Ludwig Zehnder , ayudante de Röntgen, que el año anterior había descubierto los rayos X. Al principio pocos científicos creyeron que aquellos rayos misteriosos fueran algo real, a fin de cuentas las primeras noticias que llegaban de periódicos eran poco menos que increíbles y muchos todavía no habían leído el artículo de Röntgen titulado “Sobre un nuevo tipo de rayos, comunicación preliminar”, una obra maestra de la literatura científica, ejemplo sencillo y directo de comunicación acerca de una investigación.
El 5 de enero de 1896 apareció una primera mención en prensa en un periódico de Viena. El tema era tan asombroso que a mediados de ese mismo mes ya había aparecido en el New York Times. El caso de los rayos que penetraban la materia e impresionaban las placas fotográficas había dado la vuelta al mundo, para pesabumbre del propio Röntgen. Los periódicos no hacían más que publicar imágenes obtenidas con la todavía innominada radiación, pero no iban mucho más allá del divertimento. Para el científico alemán aquello no tenía gracia, le preocupaba descubrir la naturaleza de lo descubierto, no convertirlo en un espectáculo circense.
En pocos meses proliferaron las máquinas de rayos X, sobre todo las construidas por fotógrafos. Los artículos científicos pronto despejaron las dudas, aquello era real. Una fiebre se despertó por todo el planeta, se pensó en utilizar la novísima radiación para todo y, claro está, el pobre Röntgen, amante de la tranquilidad y de un estilo de vida metódico y alejado de la algarabía no hacían más que darle la lata. Pese a todo, no se apartó de su rutina diaria y continuó con sus investigaciones como si nada hubiera sucedido. Rechazó las ofertas para dar conferencias, salvo en algún caso puntual, y apenas si respondía a alguna de las cartas que le llegaban. No pudo librarse, sin embargo, de dar cierto discurso. En 1901 le fue concedido el primer Premio Nobel de física de la historia. Cabe decir que el dinero del premio fue donado por Röntgen al departamento de física de la Universidad de Würzburg , para que fuera utilizado en investigación y becas. En ese lugar han administrado tan admirablemente esos dineros que, a día de hoy, todavía se utilizan los intereses con los mismos fines1.
Imagen: History of Photography / Deutsches Museum, Munich.
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1 Al menos hasta el 96 era así y supongo que lo seguirá siendo. Véase: El descubrimiento de los rayos X, por Graham Farmelo. Investigación y Ciencia, enero 1996.
El Frankenstein de Zehnder apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 25 octubre 2014.
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