14 feb 2011

Los elfos fractales de Terence McKenna

Es algo de sobras conocido que desde tiempos inmemoriales el ser humano ha hecho uso de las sustancias psicotrópicas como una herramienta para la iniciación, la experiencia mística, la iluminación, intentar ver más allá de la realidad que podemos experimentar cotidianamente, o simplemente para pasar un buen rato y olvidarse de todo. Una de las características que suelen aparecer casi siempre que hay un consumo de sustancias alucinógenas, es el hecho de que el sujeto intoxicado se encuentre con entidades y seres a veces amables, a veces terroríficos, que muchas veces intentan comunicarse con él. En el último programa (http://www.ivoox.com/099-los-diferentes-tipos-aliens-segun-audios-mp3_rf_531664_1.html) comenté hacia el final, que tenía una curiosa historia que contaros sobre algunos de estos extraños seres y que quizá muchos aún no conocéis. Terence McKenna, a quien debemos, no el descubrimiento, sino lo que podríamos considerar la catalogación de estas entidades, fue un etnobotánico americano de la segunda mitad del s.XX que, entre otras cosas, se dedicó a estudiar intensamente los efectos de las drogas alucinógenas en los seres humanos. La cuestión es que tras detenerse en el estudio de los testimonios de multitud de sujetos sometidos a dosis de DMT, se dió cuenta de que había un patrón común cuando no curioso, directamente inquietante: un gran número de dichas personas afirmaban haber tenido contacto con unas entidades que eran descritas de manera prácticamente idéntica. Tras uno o dos minutos después de haber iniciado un "viaje" con DMT uno puede experimentar la sensación de atravesar una formación parecida a un mandala en forma como de crisantemo y entonces encontrarse con lo siguiente, en palabras del propio McKenna:

"Hay una multitud de entidades esperando al otro lado diciendo '¡Qué bien que estés aquí! ¡vienes tan pocas veces! ¡estamos contentísimos de verte!' Tienen forma como de bolas de baloncesto hechas de joyas y en constante movimiento. Y muchas de ellas vienen hacia ti como botando y entonces se paran frente a ti y comienzan a vibrar; pero entonces hacen una cosa muy desconcertante: saltar hacia tu cuerpo y luego volver a saltar hacia atrás, todo con una velocidad endiablada donde se te presentan miles de detalles por segundo y no puedes abarcarlos, y estas cosas te dicen '¡No te rindas ante el asombro! que es precisamente lo que quieres hacer. Quieres volverte majara con la locura que estas viendo y entonces te dicen 'No hagas eso. Presta atención a lo que estamos haciendo'.