El 24 de junio de 1947 el piloto Kenneth Arnold, de Boise (Idaho, Estados Unidos), vio nueve extraños objetos “saltando en el aire como platos sobre el agua”, cuando volaba con su avioneta cerca del Monte Rainier, estado de Washington. Tiempo después un periodista, tras escuchar la narración de Kenneth, publicó un artículo en el que mencionaba que el piloto había visto “platillos volantes”, término erróneo que se convirtió en el símbolo de toda una época. No tengo ni idea de qué pudo ver Arnold aquél día, pero ciertamente hubo diseñadores aeronáuticos tiempo antes que sí soñaron con verdaderos “platillos” voladores. Uno de esos soñadores fue el ingeniero italiano Guido Tallei.
Guido imaginaba un futuro en el que naves híbridas, a medio camino entre el dirigible y el avión convencional, iban a surcar los cielos. Sus diseños discoidales, que no llegaron a materializarse en modelos reales, encontraron eco en algunas publicaciones de principios de los años treinta. He aquí, por ejemplo, la portada de la revista Popular Mechanics de septiembre de 1930, cuyo protagonista era uno de los diseños de Guido Tallei.
En la siguiente imagen puede verse una de sus maquetas y dos ilustraciones de concepto. En este caso la idea consistía en una nave-hidroavión (podía flotar como un barco), que volaba gracias a un ala giratoria llena de gas (hidrógeno o helio), o bien aire caliente.
Tal como se narraba en la revista Algo, edición del 12 de marzo de 1932:
…se trata de un nuevo modelo de aparato volador que es una mezcla de dirigible, aeroplano y giróscopo. El cuerpo principal del aparato es un globo de forma achatada, lleno de gas, que unas máquinas neumáticas hacen girar aumentando sus condiciones de flotabilidad en el aire y su poder de elevación. Las hélices propulsoras son también de forma muy original. (…) En vez de palas, tienen discos que, además de girar alrededor del centro de la hélice, dan vueltas sobre su propio eje. El inventor afirma que su aparato es el más seguro de los construidos hasta el día, ya que se mantiene en el aire como un dirigible, alcanzando en cambio velocidades de aviones más ligeros. Además (…) gracias a su forma y al emplazamiento de las hélices, puede navegar.
También en marzo de 1932 la revista Popular Mechanics publicó nuevas noticias sobre esta invención, de la que vemos a continuación algunas muestras.
Más información:
EspaceNet: Patentes de Guido Tallei.
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