Como vengo comentando los últimos días, estoy dando los toques finales a mi nuevo libro: Made in Spain. Cuando inventábamos nosotros. La cosa está siendo laboriosa, son muchos personajes, muchos inventos, muchos datos y es que, condensar más de diez años de investigación en un solo libro, por muchas páginas que tenga, no es tarea sencilla. Si todo sale bien, a partir de la semana que viene se podrá reservar durante unos días en condiciones ventajosas y con alguna que otra sorpresa. Más tarde, ya con precio y condiciones normales, estará disponible en librerías, Amazon y en la web de la editorial, Glyphos Publicaciones .
Estaba, precisamente ahora, repasando un dato curioso que es una incorporación de última hora al libro. Lo citaré por encima, no me resisto a ello. Un inventor catalán llamado Ramón Gabarró, un tipo genial, patentó a finales del siglo XIX diversos sistemas para mejorar el cierre de botellas y, además, ideó un tipo de pila eléctrica muy especial. Las patentes de la pila seca de Gabarro pueden consultarse en el Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas, y también en otros países. Por ejemplo, fue patentada en los Estados Unidos en 1893 (US503415) a modo de concesión y, he ahí que ese detalle es el que dio lugar a una historia muy curiosa.
Resulta que Ramón Gabarró probó su sistema de alimentación de tranvías con baterías en el París de 1894, y se cuenta que hizo lo propio, o al menos esa era su intención, en Londres. Para su desgracia, se vio en medio de las agitaciones políticas de la época y decidió regresar a su querida Barcelona. De sus flamantes pilas y baterías poco más se supo, quedaron en el olvido. A principios del siglo XX volvió a aparecer en prensa, cuando realizó pruebas de un sistema para enviar correo a gran velocidad utilizando una especie de torpedo suspendido de una línea eléctrica. Las pruebas realizadas en Madrid fueron un éxito, pero la cosa no fue a más.
Bien, volvamos a la patente estadounidense para pilas secas de Ramón Gabarró. Esa patente muestra una pila compacta de construcción robusta y barata (utilizaba compuestos de zinc y sulfato de mercurio entre otros) que luce como se ve en la siguiente ilustración.
Salvo las pruebas llevadas a cabo con tranvías y automóviles no se hizo caso de las pilas de Gabarró. Y, así, durmieron en el olvido hasta que el 21 de mayo de 1946 esa patente es citada en el trabajo de Samuel Ruben que dio como resultado su patente US2606941 para baterías. Mmmmm, vale, ¿y qué tiene eso de interesante? Pues, ni más ni menos, que el tal Samuel Ruben no era un cualquiera. Especialista en electrónica y electroquímica, desarrolló a principios de los cuarenta las pilas “botón” de mercurio y, sorpresa, gracias a su experiencia en la creación de nuevos tipos de batería y pilas secas decidió fundar, junto con Philip Mallory, una empresa que con el tiempo ha pasado a llamarse Duracell International. Finalmente, aunque fuera casi como un fantasma, el eco de la tecnología de Ramón Gabarró de pilas secas encontró a alguien a quien sirvió de inspiración.
Las pilas de Ramón Gabarró y el origen de Duracell apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 1 diciembre 2014.
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