La preocupación por la seguridad en los ferrocarriles no es cosa de ahora. Al leer estos días sobre novísimos sistemas para el control de la seguridad en trenes y similares, he recordado el curioso artilugio creado por al asturiano Alejandro Basanta y Baqué a finales del siglo XIX (véase la referencia de sus patentes en el Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas, números 15250, 21113 y 21114).
En La energía eléctrica, número 2 del año 1899, se describe el sistema de comunicación entre trenes de Basanta como un auténtico salvavidas ferroviario:
Los accidentes desgraciados que con tanta frecuencia se suceden en los ferrocarriles (…) ha hecho pensar varias veces a los hombres de ciencia en la necesidad de idear algún medio seguro de señales destinadas a evitar tan tremendas catástrofes. (…) Don Alejandro Basanta ha tenido la satisfacción de vencer toda clase de dificultades, y tras grandes desvelos y después de continuadas experiencias realizadas en silencio durante varios años, acaba de exponer ante una comisión oficial, a la que acompañaron representantes de la prensa y un gentío inmenso, las pruebas definitivas de un sistema eléctrico completo de señales e intercomunicación de trenes y estaciones, que han sido coronadas por el más satisfactorio éxito.
Las referidas pruebas se han efectuado en el trayecto de ferrocarril comprendido entre Villena y Yecla, de la provincia de Alicante, y la prensa en general, con inusitada unanimidad, al dar cuenta de ellas, ha hecho el más cumplido elogio, dando por definitivamente resuelto el importante problema que tanto ha preocupado a propios y extraños.
El sistema de Basanta era muy complejo para la época, pero los resultados parece que, al menos en las pruebas, fueron bastante positivo. Hasta entonces no se había intentado construir una red de comunicación efectiva entre ferrocarriles en marcha. El objetivo fundamental de los intercomunicadores para trenes y estaciones consistía en que los maquinistas y personal de línea tenían información acerca de si en la misma vía por la que circulaban existía otro tráfico. Un sistema de timbres eléctricos avisaba de problemas, permitiendo además comunicación telefónica entre maquinistas. Además, las estaciones podían avisar a trenes en marcha acerca de posibles obstáculos presentes en la vía, e incluso se contamplaba la posibilidad de activar pasos a nivel desde el puesto de maquinista. Se podía controlar a distancia la velocidad y posición de los trenes y, además, se podía atender las emergencias que aparecieran entre los pasajeros, por ejemplo con aviso a distancia a un médico que se presentaría en la siguiente estación. ¡Y todo esto antes de la invención de la radio! Naturalmente, el complejo sistema de redes de comunicación necesario para desplegar el invento era costoso y, hasta donde sé, no se materializó sino de forma limitada.
Más información: Patente estadounidense US-542916-A, de 1895.
Alejandro Basanta y su salvavidas ferroviario apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 23 julio 2014.
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