04 Jun 2012 | TENDENCIAS CIENTÍFICAS
Los grupos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) NeurObesidad de la Universidad de Santiago de Compostela, dirigido por el Dr. Miguel López, y el de Biología Molecular y Regulación Génica del Tejido Adiposo y sus Patologías de la Universidad de Barcelona, liderado por el Dr. Francesc Villarroya, acaban de descubrir un nuevo sistema de regulación de la grasa parda, clave en la batalla contra la obesidad.
La demostración de que administrar una proteína conocida como la BMP8B en la región cerebral del hipotálamo, en animales de experimentación, activa el tejido adiposo marrón y enciende el interruptor del radiador de las calorías, abre la vía a la industria farmacéutica y al desarrollo de medicamentos que ayuden a controlar la masa corporal en humanos.
El estudio intercéntrico y de carácter internacional, en el que también han colaborado otros grupos de Iowa (Estados Unidos), Estocolmo (Suecia) y Cambridge (Reino Unido) como coordinador general del trabajo, se publica en el número de mayo de la prestigiosa revista Cell, la publicación de mayor impacto en el campo de la biomedicina y la biología molecular.
Binomio cerebro-grasa parda, el mejor aliado contra la obesidad
Hasta ahora era conocido el importante papel del cerebro en la prevención y cura de la obesidad, concretamente la zona hipotalámica, muy importante en la regulación de energía. También lo era el gran potencial de la grasa parda (buena) en este campo de batalla. La literatura científica es amplia en este plano. Lo que era mucho menos sabido es la conexión que se establece, con idéntico objetivo, entre ambos factores. Algo que demuestra este estudio del CIBERobn al dar a conocer la ruta eje hipotalámico-grasa marrón incorporando un nuevo elemento de análisis: la proteína BMP8B (proteína morfogenética ósea 8B), una molécula fundamental en la regulación de la termogénesis (capacidad de generar calor) de la grasa parda.
Las proteínas morfogenéticas óseas son factores de crecimiento que pertenecen a la familia del TGF y tradicionalmente han estado implicadas en la formación del hueso, cartílago y tejido conjuntivo. Sin embargo, los resultados de este trabajo demuestran, por vez primera, que la BMP8B se expresa en niveles elevados en el tejido adiposo pardo y en el hipotálamo, modulando aspectos clave de la termogénesis, como la capacidad de dicho tejido a quemar grasas. "La relevancia de estas acciones queda marcada por el hecho de que los ratones carentes de BMP8B (creados para este estudio) son marcadamente obesos, a pesar de tener una ingesta de alimentos reducida, cuando se les compara con roedores normales. Hecho que se debe a que tienen una menor capacidad para quemar grasa en el tejido adiposo marrón", sostiene el Dr. Miguel López.
Los equipos del CIBERobn comprobaron que la administración de dosis mínimas de BMP8B directamente en el hipotálamo es suficiente para incrementar de modo muy potente la temperatura corporal de los animales como resultado de una estimulación de la producción de calor por el tejido adiposo pardo.
Empardecer la grasa, un desafío para la ciencia
En los últimos tres años se ha demostrado que uno de los mecanismos que subyace a la epidemia de la obesidad es un mal funcionamiento del tejido adiposo pardo. Contrariamente al blanco (la grasa típica) el pardo no almacena lípidos, sino que los oxida para obtener energía que se disipa en forma de calor atendiendo al fenómeno de la termogénesis. Esto explica que el tejido adiposo marrón ayude a quemar más calorías y produzca calor corporal a partir de las grasas.
Es por ello que la grasa parda ha llamado poderosamente la atención como posible diana terapéutica en el tratamiento contra la obesidad. Sin embargo, los mecanismos moleculares que regulan su funcionamiento no son del todo conocidos. Es aquí donde ha querido insistir el CIBERobn y sus últimos análisis arrojan luz a este respecto.
La grasa parda actúa como una caldera de calefacción humana, resultando imprescindible para la supervivencia de los recién nacidos. Hasta hace poco se pensaba que tan sólo los bebés y ciertos animales mamíferos disponían de este tipo de tejido en su cuerpo, Recientes investigaciones, utilizando novedosas técnicas de medicina nuclear, han demostrado, sin embargo, que la grasa parda está activa también en los humanos adultos. Hasta ahora, la única estrategia que se conocía para inducir la grasa parda era una exposición crónica al frío.
Tras haberse constatado que la grasa parda se encuentra metabólicamente activa en nuestro organismo y existen otras vías de estimulación, los investigadores del CIBERobn centran ahora sus avances en la posibilidad de estimular farmacológicamente o mediante nutrientes la actividad de la también llamada grasa buena o adelgazante.
Numerosos atributos naturales
En esta línea, destaca el amplio trabajo del equipo de la Universidad de Barcelona adscrito al CIBERobn, liderado por el Dr. Francesc Villarroya, con recientes descubrimientos de gran repercusión que han merecido importantes reconocimientos por parte de la comunidad científica a nivel mundial. Sobresale así el hallazgo sobre la función de la hormona FGF21, producida por el hígado como respuesta a la ingesta de alimentos, que activa la grasa marrón.
También destacan los avances relacionados con la hormona irisina, que estimula esta grasa con la práctica de ejercicio físico; o la detección de la presencia en este tipo de tejido adiposo de una sirtuína mitocondrial, la Sirt3, trabajo que ha sido seleccionado como uno de los mejores 20 artículos del 2011 por la revista oficial de la Sociedad Americana de Bioquímica, The Journal of Biological Chemistry, y el mejor en el área de bioenergética, de entre un total de los 4.000 publicados.
Las sirtuínas son moléculas determinantes en el control del metabolismo y el sobrepeso que aumentan significativamente la vida útil de un determinado número de organismos y, desde su descubrimiento, se les ha atribuido el poder de retardar el envejecimiento hasta el punto de conocerse como "el gen de la longevidad".
Los avances científicos en materia de grasa parda y su comportamiento en nuestro sistema endocrino suponen para el CIBERobn "un área del metabolismo que está estallando" y que podría, a medio plazo, constituir un verdadero aliado en la batalla contra el sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades relacionadas como la diabetes tipo 2 o patologías cardiovasculares.
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