Las populares lágrimas de San Lorenzo o estrellas fugaces de las Perseidas no son estrellas. En realidad son las partículas de polvo que deja atrás el cometa Swift-Tuttle y que cada verano contactan con la atmosfera terrestre creando una luminosa lluvia de meteoros. En 2014, tendrán su máxima actividad la madrugada del 12 de agosto.
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