John Calvin Coolidge, el que fuera trigésimo presidente de los Estados Unidos entre 1923 y 1929, era un tipo de lo más serio que, en ocasiones, mostró un comportamiento realmente excéntrico y divertido. Cierto es que ha pasado a la historia, al margen de asuntos políticos, por su austeridad, determinación y frugalidad, todo un modelo de recto comportamiento, pero cuando le daba por las bromas era de lo más sorprendente e inesperado. Además, en la historia de las mascotas de los presidentes de los Estados Unidos fue uno de los que más variada fauna reunió en la Casa Blanca.
El caso que me ocupa hoy tiene como protagonista al presidente Coolidge, a uno de sus gatos y a un por entonces novísimo medio de comunicación: la radio. Nos encontramos en 1924, cuando las estaciones de radio están en plena expansión en todo el mundo, pero todavía son algo novedoso. Era el mes de marzo y todo Washington está buscando a un gato perdido que atendía al nombre de Tiger. Pero vamos por el principio, he aquí dos gatitos recién llegados a la Casa Blanca, en sesión fotográfica de octubre de 1923. Se trata de los gatos del matrimonio Coolidge, que atendían a los nombre de Blackie y Tiger.
Tiger fue devuelto a la Casa Blanca el 26 de marzo de 1924, después de haber desaparecido durante varios días tras una tormenta de nieve que tuvo lugar el 21 de marzo. En medio de la tormenta, el gato había salido del edificio presidencial y se había refugiado en el cercano edificio de la Marina, donde encontró nuevos amigos humanos que lo alimentaron y cuidaron, sin saber que se trataba del gato del presidente. El pesar en el matrimonio Coolidge era tal, que hicieron un llamamiento desesperado en las emisoras de radio de Washington y Nueva York para recuperar a Tiger. Posiblemente se trató de uno de los primeros avisos acerca de mascotas perdidas que se haya emitido por radio en la historia. Y el aviso funcionó, porque pronto alguien cayó en la cuenta en las oficinas de la US Navy de que ese nuevo gato que caminaba por allí era el gato presidencial. Tal como se narraba en la madrileña revista Alrededor del mundo en su edición del 31 de mayo de 1924…
La emoción en Nueva York y Washington fue grande. El presidente (…) Coolidge había perdido su gato. (…) El domingo por la noche se lanzó a los cuatro vientos el siguiente encantador radiograma: “El presidente de los Estados Unidos ha perdido su gato. Tiene siete años de edad, se llama Tiger y su pérdida se remonta al viernes por la noche. El presidente se mostrará vivamente agradecido a la persona que reintegre a Tiger a la Casa Blanca. Gracias.” Finalmente Tiger fue conducido el lunes al señor Coolidge. Hubo, por un momento, dos seres felices en la tierra al cabo de una amarga separación de cuatro días. No cabe ya dudar de la utilidad de la radiofonía ni de la oportunidad de los americanos en servirse de ella.
La siguiente imagen muestra a un guardia de las oficinas de la Marina de los Estados Unidos en el momento en que se procedió a devolver a Tiger a su hogar temporal en la Casa Blanca, para alegría del matrimonio Coolidge.
Más información y fuente de las imágenes:
Library of Congress – Coolidge’s Cat: Out of the Bag!
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