Desde finales del siglo XIX y hasta bien entrada la siguiente centuria, cuando diversos formatos lograron hacerse con el mercado de las grabaciones sonoras, se patentaron y probaron centenares de variantes para llevar a cabo esa idea: grabar y reproducir sonidos, sobre todo música.
Hoy, cuando todo es digital y casi nadie se preocupa por cómo está “enlatado” el sonido, puede parecer sorprendente descubrir que se empleó prácticamente cualquier material en ese intento: desde cilindros de cera a vetustos discos de pizarra. Sin embargo, de entre todos aquellos experimentos, el del fotoliptófono merece un reconocimiento especial. La propuesta no tuvo un recorrido muy largo, pero no hay duda de que era audaz. Su inventor, el ingeniero argentino Fernando Crudo, diseñó su máquina para que fuera capaz de registrar sonidos de forma analógica empleando el papel como soporte.Las vibraciones del sonido movilizaban una membrana y un sistema fotoeléctrico unido a un sistema de dibujo por tinta, con lo que su máquina registradora dibujaba sobre el papel, literalmente, las perturbaciones del sonido en el aire. Esta tecnología de principios de los años treinta empleaba variaciones en el trazo y la intensidad de las líneas dibujadas para grabar los sonidos. En esto no era algo muy diferente a otros sistemas que se estaban desarrollando por entonces, sobre todo para registro de grabaciones en la banda sonora de las películas.
La técnica de Crudo, descrita en patentes como la española ES0137899 de agosto de 1935, bajo el título: Procedimiento para la grabación o reproducción sonora fotoeléctrica de fonogramas flexibles en aparatos provistos de portafonogramas cilíndrico rotativo, era mucho más original en el lado de la reproducción. Veamos, sobre el papel en el que se han registrado los trazos de tinta que han traducido el sonido, se concentra una fuente luminosa que va recorriendo el trazo del mismo modo a como la aguja de un tocadiscos va explorando los surcos de un disco de vinilo. La luz reflejada va cambiando dependiendo de las características del trazo, por lo que al ser conducida a un sistema fotoeléctrico, traduce de nuevo las variaciones de luminosidad en cambios de voltaje de una corriente eléctrica. Amplificada esa señal, se puede reproducir ya el sonido con un altavoz.
La idea original planteaba incluir en los periódicos de todo el mundo páginas con sonidos impresos o “páginas sonoras”, que podrían ser reproducidos en casa gracias a un fotoliptófono lejanamente emparentado a una “cadena musical” en el que, sobre su cilindro rotatorio, se colocarían la páginas sonoras de los periódicos o revistas.
Más información:
Canalis, Ianina; Petrosino, Jorge ¿Cuánta música cabe en una página de periódico? Sonido impreso en papel a principios del siglo XX. 2014, QUESTION v1 n42. ISSN 1669-6581.
El fotoliptófono, o cómo imprimir y reproducir sonidos sobre papel apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 24 Marzo 2017.
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