29 mar 2016

La pistola Campo-Giro

En una reciente visita al Museo Histórico Militar de La Coruña, lugar cuya visita recomiendo sin dudar para cualquier apasionado de la historia, no sólo militar, me reencontré con una pieza singular de la invención en España. En una de las estanterías dedicadas a las armas portátiles lucía orgulloso un prototipo de pistola Campo-Giro. Puede que ese nombre no diga mucho hoy día, pero en su tiempo fue sinónimo de ingenio nacional puesto al servicio de la industria de defensa. Célebres internacionalmente son diseñadores de armas de fuego como Samuel Colt, Paul Mauser, Georg Luger o Mijaíl Kaláshnikov, pero a duras penas se recuerdan a sus equivalentes nacionales. Cierto es que se trata de una rama de la invención que no ha tenido mucho predicamento en los medios, pero eso no resta mérito a la gran cantidad de ingenieros militares e inventores que en estas tierras, como en otras, dedicaron sus esfuerzos a diseñar armas capaces de competir en calidad y efectividad con sus equivalentes contemporáneas nacidas más allá de sus fronteras. He aquí una breve semblanza acerca de uno de esos ingenios, la pistola Campo-Giro.

El tercer Conde de Campo-Giro

El Condado de Campo-Giro fue creado por Carlos IV a finales del siglo XVIII en honor a un prohombre santanderino, Francisco Antonio Campo y Alonso. El tercero de los condes de Campo-Giro fue Venancio López de Ceballos y Aguirre, nuestro protagonista.

Venancio llegó al mundo en la población cántabra de Peñacastillo en 1856. Militar de carrera, que comenzó su formación en la Escuela Naval de San Fernando en Cádiz para pasar más tarde a la Academia de Caballería de Valladolid, se gradúa como teniente en la Escuela de Estado Mayor del Ejército en 1881. Ascenso tras ascenso, pasando de Marruecos a Cuba, es condecorado por su acciones en la guerra con los Estados Unidos de 1898, pasa a ser diputado en las Cortes durante un corto periodo de tiempo, para más tarde viajar por Europa e ir ocupando diversos puestos en el Estado Mayor del Ejército. El 22 de mayo de 1916 sufre en Madrid un accidente montando a caballo que le ocasiona la muerte.

El Conde de Campo-Giro

El Conde de Campo-Giro

Hasta ahí, la vida de un brillante militar, como tantos otros que han poblado el escalafón del Ejército a lo largo de su historia. Lo que hace especial al tercer Conde de Campo-Giro fue su pasión por el diseño de armas. En 1904 creó los primeros prototipos de su pistola en la Fábrica de Armas Portátiles de Oviedo. Era un modelo primitivo pero que apuntaba por el buen camino. Varios prototipos y ensayos a lo largo de los años fueron convirtiendo a la pistola Campo-Giro en un arma funcional que es declarada reglamentaria en el Ejército español el 24 de septiembre de 1912.

Veamos, el caso es que la pasión por las armas portátiles de Venancio era ilimitada, pero no poseía conocimientos de ingeniería, por lo que tuvo que suplir esa carencia con ingenio y una gran disciplina a la hora de adquirir de forma autodidacta los saberes de metalurgia, materiales y física necesarios para dar vida a la pistola que tenía en mente. La patente española 34.798 titulada “Una pistola automática de calibre de nueve milímetros y de nuevo sistema, que denomina Sistema Campo Giro” de 1904, puede considerarse como el documento inicial de una carrera que pasaría por diversas patentes y modelos hasta lograrse el modelo definitivo, perfeccionado y funcional.

Una nueva pistola reglamentaria

Recién nacido el siglo XX, estaba el Ejército español realizando diversas pruebas para adoptar una pistola reglamentaria dotada de ciertas características. Aquello fue toda una competición, gestionada por la correspondiente comisión de expertos. Se presentan a la carrera diversas patentes españolas sobre pistolas automáticas pero, una de ellas, llama especialmente la atención de los expertos. Era la presentada por el entonces Comandante de Estado Mayor en excedencia Venancio López de Ceballos y Aguirre. Su pistola de 1904 estaba inspirada en un modelo de arma del ingeniero austríaco Ferdinand Ritter von Mannlicher. Sin embargo, no se trataba de una variante de una pistola anterior, sino de un modelo original. La pistola Campo-Giro de 1904 estaba pensada para ser producida en diversos calibres, desde el de 7,65 milímetros, al de 11,25 milímetros, pasando por 9 milímetros corto y largo, que fueros probados a través de diversos prototipos. No fue una pistola que entrara en producción, todavía faltaba tiempo para eso, pues no fue hasta 1913 cuando pasó a la producción en serie.

Prototipo de la pistola Campo-Giro. Fotografía tomada en el Museo Histórico Militar de La Coruña, enero de 2016.

Prototipo de la pistola Campo-Giro. Fotografía tomada en el Museo Histórico Militar de La Coruña, enero de 2016.

A lo largo de esos años se van haciendo las diversas modificaciones que iban a convertir a prototipos primitivos en un arma cada vez más perfeccionada. La comisión de expertos de el ejército recibió la pistola Campo-Giro al año siguiente de ver la luz la patente original. En la fábrica de Oviedo se fabricaron los prototipos destinados a las pruebas, que se extendieron hasta el verano de 1912. Aquellas pruebas fueron tan positivas que, aunque anteriormente se había elegido como pistola reglamentaria una Bergmann-Mars de origen alemán, se consideró adoptar igualmente la Campo-Giro, sobre todo habida cuenta de su origen nacional y el buen desempeño en las pruebas.

Ese mismo año, la pistola Campo-Giro finalmente tiene suerte en su destino final: es aceptada como pistola para el Ejército español. En las pruebas de los prototipos de de 1904 se definieron una serie de modificaciones necesarias para convertir a la primitiva arma en una pistola perfeccionada. Todas esas modificaciones fueron introducidas y probadas en diversas series de ensayos hasta llegar a ser declarada como pistola reglamentaria en el Ejército, substituyendo a la Bergmann-Mars, en septiembre de 1912.

Una historia de éxito que no terminó ahí, porque aquellos modelos nunca fueron para el creador de la pistola Campo-Giro algo definitivo. Venancio había logrado que su modelo de 9 milímetros fuera adoptado como pistola reglamentaria en el Ejército, pero en aquel mismo año de 1912 el militar inventor patenta un modelo con mejores características. Aquello era un poco desconcertante, el nuevo modelo, con cañón fijo en lugar de móvil como su predecesor, era una pistola perfeccionada con mejor resistencia y durabilidad, así como con un desempeño impresionante. Total, que metidos en líos burocráticos, la comisión de expertos decide pasar por encima del modelo de 1904 perfeccionado y decide adoptar la pistola Campo-Giro descrita en la nueva patente como el modelo adecuado para el Ejército.

Entre tanto, con unas cosas y otras, sólo había prototipos y ninguno de los modelos había entrado en producción en serie. Fue por Real Orden de enero de 1914 cuando el modelo de 9 milímetros de 1913 era, definitivamente, el adoptado por el Ejército. Ese fue, el modelo de 1913, el que por fin pudo entrar en producción en serie. La fabricación se le encomendó a la empresa Esperanza y Unceta en la novísima fábrica de Guernica.

La pistola Campo-Giro modelo de 1913 con calibre de 9 milímetros y cargador de ocho cartuchos parecía ir por buen camino hasta que estalla la Primera Guerra Mundial. Con Europa metida de lleno en un lío horrible en el que todas las potencias solicitaban armas, la fábrica de Guernica decide atender prioritariamente los pedidos de armas con licencia que llegaban del exterior, quedando la producción de la Campo-Giro en segunda fila.

Pasan los años y, de nuevo se repite la historia. La pistola modelo 1913 regresa a la producción en el año 1916 pero… ¡sorpresa! El Conde de Campo-Giro no se había quedado quieto y su mente había ingeniado nuevas mejoras para su arma. Otra vez, nuevas patentes y más pruebas, hacen que el modelo reglamentario del Ejército pase a ser el de 1913 con las mejoras añadidas en 1916. Eso suponía tal retraso que, como arma reglamentaria, no pudo ver la luz hasta 1917, precisamente al año siguiente del fallecimiento de Venancio. Cabe suponer que, de haber vivido unos años más, a buen seguro que la pistola Campo-Giro hubiera sufrido muchas más modificaciones y mejoras por parte de su creador.

Despiece de la pistola Campo-Giro. (Memorial de Artilleria, 1906). Fuente.

Despiece de la pistola Campo-Giro. (Memorial de Artilleria, 1906). Fuente.

El modelo 1913-1916 de la pistola Campo-Giro, ya definitivo, contenía diversas mejoras en cuanto al diseño y configuración del pestillo y el seguro así como un nuevo sistema de montaje más sólido y sencillo. Además, aquella pistola que puede parecer tan “antigua” por su fecha de fabricación incluía mejoras, como un avanzado sistema de amortiguación del retroceso, que pueden verse hoy día en pistolas modernas. Finalmente, hasta que se cesó su fabricación, vieron la luz casi 14.000 unidades.

A pesar de ser un arma de gran tamaño, pesada y ciertamente algo complicada de manejar en ciertas condiciones, la pistola Campo-Giro modelo 1913-1916 fue todo un hito de la técnica de su tiempo, apenas recordada hoy día. Era una pistola pensada para la batalla. Nada de concesiones de cara a la galería, como arma estaba ideada para ser disparada sin parar, miles de veces, sin que diera problemas.

Tras la desaparición del tercer Conde de Campo-Giro, la empresa Esperanza y Unceta, que mantuvo los derechos sobre la pistola, comenzó una serie de pruebas para aligerar el arma, mejorar su complejo proceso de desmontaje y, en definitiva, crear una variante más comercial y simple pero a la vez eficaz. La Campo-Giro fue el arma portátil reglamentaria del Ejército español hasta que en 1921 fue substituida por otra pistola de la misma empresa, la famosa ASTRA. A partir de entonces las Campo-Giro cayeron en el olvido. Muchas terminaron en manos privadas, otra se vendieron a empresas de excedentes, alguna incluso estadounidense. Hoy son objeto codiciado por los coleccionistas.

La pistola Campo-Giro apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 29 marzo 2016.


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