Imagina que una mujer ha sufrido una agresión sexual y la policía científica descubre restos mezclados de semen, orina y fluidos vaginales en su vestido. Para casos como este, investigadores de la Universidad de Alcalá han aplicado una técnica química y de imágenes infrarrojas que permite distinguir estos tres fluidos corporales en tejidos de algodón, de tal forma que se puede localizar la zona donde está el semen para extraer el ADN del agresor.
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