Recuerdo haber leído hace años en el Bulletin of the Atomic Scientists un artículo en el que se afirmaba que se encontraban en los mares más reactores nucleares en activo que los presentes en plantas eléctricas en todo el mundo. Desconozco si esa apreciación sigue siendo correcta, pero de lo que no me cabe duda es que, a lo largo de la historia de la tecnología naval, se han visto toda clase de artilugios nucleares aplicados a la navegación, sobre todo en naves militares. Todo el mundo ha oído hablar de portaaviones nucleares y, cómo no, de las flotas de submarinos con plantas energéticas “atómicas”. Comunes han sido también los rompehielos soviéticos dotados de energía nuclear, varios de los cuales siguen en activo, e incluso algunos son de reciente factura, como es el caso del 50 Let Pobedy (50 лет Победы) o los rompehielos clase Arktika (Арктика, que no se deben confundir con el viejo rompehielos de mismo nombre del año 1972). Menos conocidos son los casos de destructores y cruceros dotados de plantas nucleares, como por ejemplo sucedió con la primera nave de superficie que fue dotada de este tipo de propulsión, el navío lanzamisiles estadounidense USS Long Beach (CGN-9). Algún día, con tiempo, mencionaré las aventuras bajo la banquisa ártica del primer submarino nuclear, el USS Nautilus (SSN-571), pero hoy quiero ocuparme de algo poco conocido. Sí, aunque no se menciona a menudo, han existido barcos mercantes de propulsión nuclear.
Hasta la fecha, y por lo que parece seguirá siendo así por un tiempo, sólo se han construido cuatro barcos mercantes dotados de propulsión nuclear. Estos cargueros “atómicos” han tenido diversa suerte, aunque por lo general sus vidas fueron efímeras, no pasando generalmente de lo experimental. Los pequeños y avanzados reactores nucleares modulares actuales pueden cambiar esta situación. El futuro dará cuenta de ello. Mientras tanto, he aquí un breve repaso a estos cuatro mercantes nucleares que sufrieron toda clase de problemas, sobre todo económicos (mantener unidades independientes de este tipo, sin ser parte de una flota nuclear, era prohibitivo), además de problemas técnicos y, cómo no, políticos.
NS Savannah
El estadounidense NS Savannah fue el primer barco mercante dotado de propulsión nuclear (la designación “NS” viene de “Nuclear Ship”). Botado en 1962 y dado de baja diez años después, fue llamado así en recuerdo de otro buque experimental del mismo nombre, el SS Savannah, que a principios del siglo XIX exploró las posibilidades de la máquina de vapor a través del Atlántico. La idea partió de los primeros diseños a principios de los cincuenta, como una apuesta doble, a saber, por una parte como medio para investigar la tecnología de los reactores de fisión en marina mercante y, por otra, como expresión política de fuerza ante la presentación por parte de los soviéticos de sus rompehielos nucleares. Si se estaba llevando a cabo una carrera por el uso de esta tecnología en el mundo militar, también se vivió algo paralelo, a una escala mucho más pequeña, en los “usos pacíficos del átomo”.
Hay que reconocer que este diseño de George G. Sharp fue vanguardista, tanto que incluso hoy resulta atractivo. Y ahí quedó la cosa, porque el NS Savannah estaba pensado más como escaparate, dotado de todo tipo de comodidades, que como mercante eficaz. Pero, además de simple fachada, este impresionante barco sirvió para experimentar con plantas nucleares móviles. El reactor nuclear, la turbina de gas y todos los sistemas auxiliares y de control fueron diseñados con el más minucioso detalle para resultar lo más seguros que fuera posible (Pincha en la siguiente imagen para descubrir su interior).
Por desgracia, su mantenimiento era carísimo (sólo el equipo humano de mantenimiento, de una cualificación sin precedentes, salía por un dineral). Los problemas económicos y, también, algunas contingencias técnicas, hicieron que el buque terminara su vida útil en apenas cinco años. Un lustro más tarde fue dado de baja, enviado para descontaminación y convertido luego en museo. (Vídeo promocional de época sobre este barco).
Otto Hahn
Construido en la ciudad alemana de Kiel (por ese tiempo en la RFA) en 1963 y puesto en servicio en 1968, el Otto Hahn (llamado así en honor del pionero investigador de la fisión nuclear del mismo nombre) tuvo un destino diferente al del caso anterior, llegando a tener un desempeño comercial digno de mención. El objetivo de este experimento alemán fue el de desarrollar la tecnología de reactores de fisión móviles y valorar su posible aplicación en marina mercante. Pensado como granelero, pero también como buque de pasajeros, realizó numerosas travesías comerciales e incluso se llevó a cabo la operación de recarga de uranio del núcleo del reactor cuando la carga inicial se estaba agotando.
Económicamente no fue un fiasco como el del NS Savannah, pero su mantenimiento también resultaba excesivamente caro, por lo que en 1979 la planta nuclear y el complejo de propulsión (caldera de vapor, turbina, intercambiadores…) fueron substituidos por unidades diésel. En total, había recorrido cerca de 250.000 millas náuticas con apenas 22 kilogramos de uranio (más de 460.000 kilómetros).
Mutsu
Japón también lo intentó con el Mutsu (nombrado así por una provincia japonesa, no debe ser confundido con el acorazado del mismo nombre hundido en la Segunda Guerra Mundial), navío comercial operado por el organismo de investigación atómica oficial japonés, puesto en servicio en 1972 y dado de baja en 1992. En este caso los principales problemas que aparecieron fueron políticos y sociales. El mismo día en que se hizo a la mar, las protestas fueron multitudinarias, por lo que se decidió enviarlo remolcado a alta mar, donde se comenzarían las pruebas del reactor diseñado por Westinghouse. La unidad fue retirada en 1995, tras la vida útil del navío, para reconvertir la nave en barco convencional.
Ahora bien, el Mutsu es sobre todo recordado por el incidente que tuvo lugar el 1 de septiembre de 1974, cuando se detectó una fuga de radiación a través del blindaje del reactor. Aunque el incidente no pasó de un susto, se armó un lío político que implicó al gobierno japonés y a las autoridades locales del puerto base, junto con los pescadores, que se negaban a que la nave regresara a puerto. Reforzado el blindaje siguiendo las recomendaciones de Westinghouse (inicialmente no escuchadas), y con nuevo puerto de operaciones, el Mutsu completó su programa experimental sin más contratiempos y sin llevar nunca carga de pago.
Sevmorput
El último de los buques mercantes nucleares en ser puesto en servicio fue el carguero ruso tipo LASH, además de rompehielos, Sevmorput (Севморпуть), que lleva surcando los mares desde 1988 y todavía sigue en activo, a pesar de que ha estado a punto de ser dado de baja en varias ocasiones. Este buque surgió de la necesidad de contar con un carguero robusto capaz de dar servicio a las rutas del Ártico incluso con hielo, cosa que hacía necesario que fuera simultáneamente un rompehielos nuclear, algo en lo que Rusia cuenta con sobrada experiencia.
Desde su puesta en servicio contó con el rechazo de las autoridades de los puertos rusos de destino, pues lo consideraban peligroso. Eso hizo que se olvidara el plan original, que planteaba utilizarlo también como mercante en rutas entre Rusia y Canadá o los Estados Unidos.
Barcos mercantes nucleares apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 15 enero 2017.
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