Durante la Segunda Guerra Mundial James H. Brodie, capitán de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos, pretendió crear aeropuertos portátiles que se pudieran instalar rápidamente en cualquier lugar (véanse aquí sus patentes). La idea detrás del “Sistema de Aterrizaje Brodie para aviones ligeros” consistía en atrapar a un avión en vuelo con un gancho sujeto al aparato gracias a una eslinga asociada a un sistema de cables que lejanamente recordaba a los tendales para secar la ropa (algo parecido a lo que sucede en los portaaviones con los cables de frenado, solo que “cazando” al avión en vuelo). He aquí un vídeo donde se muestra una de las pruebas.
El avión de pruebas, un Stinson L-5 Sentinel, se conserva actualmente en el Smithsonian National Air and Space Museum. Estos aparatos se utilizaron a lo largo de la Segunda Guerra Mundial para diversas misiones. En este caso, para probar el Sistema Brodie, se realizaron en 1943 diversas pruebas de lanzamiento y recuperación de la aeronave con un sistema de cables instalado en el costado de un buque, sin utilizar en ningún caso la cubierta del barco. La idea de Brodie fue puesta en práctica con éxito hacia el final de la guerra en el Pacífico, por ejemplo en Okinawa.
Las pruebas, llevadas a cabo a bordo del navío USS City of Dalhart (IX-156) demostraron que este sistema podía ser de utilidad a la hora de facilitar el aterrizaje de aviones ligeros en lugares poco accesibles, ya fuera en el océano o donde el terreno fuera poco adecuado para crear una pista de aterrizaje convencional.
Tras más diez despegues y enganches con éxito, depués de haberse llevado a cabo también muchas otras pruebas en tierra en Moisant Field, Nueva Orleans, con un avión Taylorcraft L-2 Grasshopper, los vuelos en el mar del sargento Raymond A. Gregory demostraron que la idea de Brodie era aprovechable1.
En los años treinta se habían llevado a cabo algunos experimentos para recuperar pequeños aviones desde dirigibles, pero el sistema de Brodie iba mucho más allá. Las diversas patentes de Brodie describen evoluciones de este método para ser aplicadas incluso en aviones de mayor tamaño. Durante la guerra el sistema fue de utilidad para su uso en navíos, pues se podía instalar con rapidez y de forma económica en buques que no estaban pensados para emplear aviones.
Aunque al principio, a pesar de los resultados positivos, no despertó el interés del alto mando militar, Brodie insistió y logró ver su idea en acción. Se instaló el sistema de cables en el buque de desembarco de tanques LST-776 (posteriormente se hizo lo mismo en el LST-393).
En las pruebas llevadas a cabo en Nueva Orleans y San Diego, se lanzaron y recogieron aviones más de 500 veces, antes de pasar a ser utilizado operacionalmente en vuelos en zona de guerra en el océano Pacífico. Después de la guerra, a pesar de las mejoras que Brodie introdujo, el sistema se dejó de lado sobre todo tras la llegada de los helicópteros.
Por ese tiempo, al otro lado del mundo, la célebre piloto de pruebas Hanna Reitsch se encontraba en lo más alto de su carrera en la Luftwaffe. Años después del conflicto, en 1951, publicó un libro autobiográfico, Fliegen, Mein Leben, en el que menciona las pruebas llevadas a cabo con un método que recuerda lejanamente al de Brodie. En este caso la propuesta alemana consistía en una especie de “cama de cables“, dotada de sistemas de frenado, sobre la que podrían aterrizar planeadores. Las pruebas fueron muy peligrosas y no se repitieron.
Naturalmente, antes de terminar con este asunto, sería imperdonable olvidar que antes de los ya mencionados ejemplos, el pionero Louis Blériot ya había propuesto una idea similar, solo que apenas nadie lo recordaba. El rastro de este olvidado sistema hay que buscarlo en la edición del 2 de agosto de 1913 de Flight, publicado por el británico Royal Aero Club. Allí se mencionaban las pruebas llevadas a cabo por Blériot sobre un método para despegar con aviones colgados de un gancho y un sistema de cables entre torres que recuerda a la idea de Brodie. También se menciona su posible uso naval, pero finalmente nunca se empleó más allá de aquellas pruebas iniciales.
Artículo relacionado:
Un siglo del primer aterrizaje en un portaaviones.
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1 Véase Flying Magazine, diciembre de 1985.
2 Agradezco la información sobre este sistema, como en tantas otras ocasiones, a José Manuel Gil (Gizmo).
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