Aquí va una nota que se sale un poco de lo habitual por aquí, aunque últimamente tampoco es que haya mucho tiempo para escribir. Uno de los motivos de esa falta de ratos para escribir está, precisamente, en que las letras y palabras destinadas a mis blogs están siendo utilizados para dar vida a un nuevo libro, que aparecerá dentro de no mucho tiempo. Y hasta ahí puedo contar.
Mientras tanto, vaya esta anotación personal sobre una curiosidad fotográfica. Estaba leyendo esta tarde un post en Microsiervos acerca de cómo conseguir un objetivo de 50 mm y f/1.2 por unos pocos euros, cuando recordé cierto experimento que he llevado a cabo hace poco. No es tan espectacular como lo mencionado en ese artículo, pero posiblemente a algún lector le sirva de utilidad.
En el mes de julio me animé a crear una cámara Frankenstein sencilla, esto es, intenté reciclar materiales que, por separado parecían imposibles de combinar, pero que unidos finalmente han resultado en un equipo muy interesante. Por un lado, el cuerpo de una vieja cámara digital Nikon d3000. Por el otro, un objetivo con zoom fabricado por Praktica en la Alemania del Este allá por el año 1989. Siempre me ha encantado ese objetivo, un 55-200 mm, que compró mi padre en el citado año y con el que hice hace mucho tiempo fotografías con una cámara Praktica de carrete fotográfico, en concreto una BMS.
Veamos, tampoco tiene mucho misterio. El objetivo es muy bueno, y no tengo presupuesto para comprar un flamante equivalente actual. La solución consistió en emplear un anillo de conexión para la montura de bayoneta de las Praktica, adaptado a una Nikon. Utilicé un anillo Fotodiox Pro, pero podía haber elegido otros, pues existen diversas alternativas. Naturalmente, con esta “solución” la fotografía debe realizarse en modo manual por completo: tanto el enfoque como la velocidad de exposición deben ajustarse “a mano” en todas las tomas y, el diafragma de la Nikon, pasa al olvido, pero no es problema, pues se puede ajustar el diafragma que el propio objetivo integra. Para quien guste de automatismos puede ser el infierno, pero para mí es algo glorioso, es como volver a los ochenta (o incluso antes, pues ninguna ayuda electrónica sirve en casos así). He ido mejorando la técnica poco a poco, pues los primeros intentos fueron desastrosos. Ahora, creo que ya le he tomado el pulso a la Frankenstein, y estoy encantado. A modo de ejemplo, las imágenes que tomé en el Festival Aéreo de Gijón este verano fueron realizadas con esta cámara y el objetivo de Praktica. Esta galería de imágenes de la refinería de Petronor en Bilbao también ha sido realizada con el “cacharro” reciclado.
Reutilizando un viejo objetivo fotográfico apareció originalmente en Tecnología Obsoleta, 20 septiembre 2016.
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